La eterna presencia
Ahora, después de la preocupación y antes de la ocupación,
veo que no depende todo de mi, de mi eterna presencia,
esa con la que vivo negras las horas del día: observándome, preguntándome.
Y Lucas dirá de ÉL que dijo:
"Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”
veo que no depende todo de mi, de mi eterna presencia,
esa con la que vivo negras las horas del día: observándome, preguntándome.
Y Lucas dirá de ÉL que dijo:
"Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”
Nos creemos, te creo y me crees que somos
(tu también)
el centro del universo.
Y la gravedad en torno a ti, de mi, que yira-yira, entrándote (nos) por las fosas nasales.
Y un remolino bum-bum, sórdido que sale de tu pecho, de mi pecho, y que es como la caja de un juguete que jamás quisiste, que hace tiempo que se disolvió en la boca del cubo de la basura, y del que sólo queda en el cartón, melancólica y brillante, la sonrisa de una niña de los años setenta.
"First I was affraid, I was petrified..."
La oyes en la oscuridad de una habitación en donde sólo yaces tú, o yo, pegado a una lágrima que se desliza fría, paralela a tu nariz.
"First I was affraid, I was petrified..."
La oyes en la oscuridad de una habitación en donde sólo yaces tú, o yo, pegado a una lágrima que se desliza fría, paralela a tu nariz.
Dejas de creer y te olvidas: te desa.cti.va.s.
Pero un día, quien-carajo-sabe-por-qué, te topas con tu estrella , la presencia agena: el otro...
Sales de ti mismo, o vuelves a ti mismo, para mezclarse con el paisaje, ser el blanco de un beso o la piel vibrante del tambor de una caricia;
Y te oyes nacer más allá del llanto, porque se abrieron tus oídos (effathá, que diría Él)
Y pides un favor, confias en ti, porque oyes que otro corazón (esa eterna presencia) también late solitario. Te conmueves, ya estás conmovido, porque no es el tuyo en ti, el mío en mi, sino que es el tuyo, el mío en el otro.
Mi hermana me ha ayudado, ha cogido el arado y no ha mirado atrás.
Pero un día, quien-carajo-sabe-por-qué, te topas con tu estrella , la presencia agena: el otro...
Sales de ti mismo, o vuelves a ti mismo, para mezclarse con el paisaje, ser el blanco de un beso o la piel vibrante del tambor de una caricia;
Y te oyes nacer más allá del llanto, porque se abrieron tus oídos (effathá, que diría Él)
Y pides un favor, confias en ti, porque oyes que otro corazón (esa eterna presencia) también late solitario. Te conmueves, ya estás conmovido, porque no es el tuyo en ti, el mío en mi, sino que es el tuyo, el mío en el otro.
Mi hermana me ha ayudado, ha cogido el arado y no ha mirado atrás.
Lucas dijo "digno"; yo diría dignidad.
1 comentario:
Bello, no hace falta que diga más
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