martes, 16 de octubre de 2007

La parábola del retorno del hijo pródigo

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Hoy he recuperado tres textos de un antiguo blog que me abandonó hace años. Quien conozca la bella Parábola del retorno del hijo pródigo en la Biblia comprenderá, quizá, lo que significa "colgar paños blancos en las altas ramas de un árbol". Para quien no la conozca y sienta curiosidad: Lucas XV:11-32.

Como veréis, son textos cojos, alguno un poco lento o "pasoperdido", pero no los quiero tocar por el momento porque todavía no ha llegado el momento.


Ahí van:




LA MANZANA


Subí al vagón y me senté de espaldas a la marcha del tren. Abrí mi libro y empecé a leer. Frente a mí había un matrimonio de ancianos. Casi nos tocábamos las rodillas. El tren se puso en marcha y la vieja se santiguó. Entramos en un túnel, lo atravesamos y salimos al exterior. El fuerte viento había despejado el cielo de nubes y tan sólo quedaban encuadradas a la vista en la panorámica de la ventanilla unas cuantas apelotonadas en el horizonte, cercando el sol de la tarde, como si aquella ceguera de fuego hubiera caído entre algodones. La luz se posaba en todas las cosas y las hacía doradas y pequeñas. Cruzamos un puente por encima de un río verde y curvado con cañizares en su orilla, que se mecían mudos y mudos. Entonces oí cómo la mujer pedía a su esposo que bajase algo del portaequipajes. El viejo se alzó lentamente y cuando estuvo seguro de mantener el equilibrio, estiró su brazo hasta alcanzar una bolsa de lana. La tomó y se sentó, poniéndola sobre el regazo de su esposa. Una de las manos nervudas y arrugadas de la vieja fue a perderse en su interior un momento; cuando la sacó tenía una manzana amarilla, con la piel arrugada y mate. Se la mostró al viejo con una sonrisa. - Fíjate qué fea se ha puesto- dijo y la colocó encima de la bolsa, sobre un pañuelo blanco. El hombre metió la mano en su chaqueta y sacó una diminuta navaja negra con una cruz gravada en la empuñadura de madera. La abrió y se la ofreció. Hacía un momento que habíamos dejado el río atrás y ahora la luz era casi roja. Volví la vista a mi libro. Entonces ocurrió algo maravilloso. No oí nada, eso no, pero sentí cómo aquella vieja manzana se abría con la hoja de la navaja. Un olor dulce, de tarde alegre en el campo, se derramó por el vagón y entró por mis narices para quedarse dentro de mí un segundo. Cerré los ojos. -¿Quieres un cachito?- oí cómo preguntaba la mujer al viejo. Él debió tomar el pedazo; seguro que lo miró un momento antes de llevárselo a la boca. Y pasó que aquel olor de la manzana se hizo más pesado, melancólico: oxidado. Antes de abrir los ojos y volver de nuevo a mi lectura, pensé que así debió de ocurrir aquel día y que, al igual que yo, Dios se había dado cuenta de la falta de Eva por el olor triste que despidió la manzana.

CINEMA MUT

Obro l'armari de l'habitació dels mals endreços. Unes mantes, una cistella amb cassets vells, la capsa de cartró de la planxa i... Sí, aquí està! Les pel·lícules de súper 8.Preparo la platea. Abaixo la persiana del menjador i m'assec en el sofà. Davant meu el projector amb ronquera de dies de no fer-lo servir, deixa anar pudor de pols torrada. Tanco el llum, premo el botó de la màquina i es comença a empassar el cel·luloide amb certa dificultat... tac, tac, tac. 5 ? 4 ? 3 ? 2 ? 1 - La llum es torna moviment i record, es pinta amb els colors del passat. Oh! Ma mare... Què prima! Què jove. I... el Sultàn , el nostre gos d'aigües. També surt el pare, Que estrany!, amb aquella dèria per portar-nos als llocs i després deixar-nos hores i hores sols, mentre es bevia el bar. Tot i així fa gràcia de veure's de nou junts. Aquells estius van ser pocs, i els odiava. Però ara, tan lluny, quan el cor es buida d'odi, se m'omple d'enyorança i melangia. La vida a trossos. Tinc dotze anys, aquí al sofà. Mira! Si se'm veu!... Porto el cabell llarg, com una nena. Les meves germanes em vigilaven el look. Jo no em podia pas negar amb quatre dones capficades en fer-me semblar un noi modern, com en les sèries de televisió americanes. Escenes improvisades a casa nostra, a la platja, de vacances, a l'hotel, un cul sàtir i indeterminat que es deixa veure. Tota la meva família projectada en el blanc de la paret. Pobra imatge doblegada per la negra silueta d'un gerro, que em distreu del somni per dir-me a cau d'orella: "allò ja és passat".


CANTO DE AMOR A MEDIA NOCHE

Pasadas las tres, en la madrugadame hallaba envuelto en mí mismo, bajo la ropa blancade mi cama, con la espalda abrazada al pijamade rayas verdes que más de uno conocéis, y no por clarividencia.Pasadas las tres, como decía Agobiado por el tumulto de pensamientos que en mi noche habíaConmigo, "enmígo", a mi lado... decidí arriesgar mi mañana de mañanaY levantarme a escribir esto.Suicidé primero mi pie diestro,pues yo duermo en en la siniestra de mi lecho de amor y sueños,y salió desnudo de entre las sábanas, lánguido, febril, casi a ritmo de paso de Semana Santa con un "¡ui!" que me dió hasta lástima.Una vez concluído el luto por el pie, con la determinación de Job, eqilibré mi torso, mi cabeza y mi centro hasta que: Uno, dos, uno, dos, uno dos...Me puse en algo parecido a eso que llamamos "derecho".Encendí un Luchy Strike en la cocina... Y entonces me hablé muy tierno, muy tierno, casi con acento francés.Me quiero -empecé diciéndo-, no lo puedo evitar. Deseo hacerme el amor en esta noche extraña, y tan negra para aquellos que mañana el lunes signifique eso: Lunes.Me quiero- continué reafirmándome frente a la luna de mi armario- y lo curioso es que hace mucho tiempo que estoy junto a mí... pensé extrañado. ¿Será porque todavía no me conozco del todo que continúa embrujándome mi reflejo en el espejo? ¡Sin duda! -afirmé con una medio sonrisa- el secreto está precisamente en eso, en el secreto. Pero decidí no caer en el "ennui" del sopor y me puse a calentar un vaso de leche en el micro.¡Pero es que yo me quiero tanto, tanto! -me dije. Y de repente me vi envuelto en un abrazo cálido, de esos que sólo te da tu madre cuando eres muy niño o algún amante en los primeros días de noviazgo fugaz. -Oh!, pero, déjate de eso ahora.- dije yo- ¿Acaso no ves que no puedo dormir?.-¿Qué te ocurre?- me pregunté.-No sé. Estoy como algo intranquilo.-¿Y eso?¡Plinnnnn! (la campanilla del microondas) Di un suspiro y no contesté.-Es la primavera- afirmé con un irritante tono pedagógico.- Yo, sin embargo, ya ves: Tan ricamente. He visto que me levantaba y no he sabido quedarme sólo en la cama. Tú te ríes cuando me digo que me quiero, pero es cierto. Cuando no puedes pasar un minuto sin estar a tu lado entonces significa que estás enamorado, ¿no?. Me dejé hablar porque necesitaba oir una voz tranquilizadora.- Claro que sí. No lo dudes. Yo me quiero, porque me quiero. Sin razón, sin mirar defectos. Conozco mis debilidades y es cierto que a veces me enfado conmigo porque no llego a las metas que me propongo, pero a pesar de eso sigo a mi lado. Somos la pareja perfecta. Jamás me dejaré. Estuve conmigo en los momentos malos, en los "chungos" como dices yo. Y también en los mejores. Todos, todos: sin faltar a uno. Y...¿Sabes una cosa?... pues que no me canso de vivirlos conmigo. -¿De verdad? -me pregunté con voz melosa.-¡Pues claro que sí! Fíjate ahora, solos yo y yo en la cocina. Y no te preocupes porque me tenga que lavar los dientes otra vez después del vaso de leche. ¡Una y cien veces! Ni tampoco porque mañana quiera levantarme temprano para estudiar. Estoy a tu lado con gusto. Sin importarme nada lo demás. Me ha costado mucho encontrarme, ¿sabes?. Eres lo mejor que tengo y jamás, jamás lo perderé. Te quiero, Juli. Con todo mi cuerpo y mi corazón imperfecto. Te quiero aunque no dejes de fumar. Te quiero aunque te levantes de madrugada a escribir. Te quiero desde siempre: Desde el primer día en que me vi, como hoy, con cara de niño, traviesa y triste a ratos. Quizá sea un defecto el quererte tanto, pero eres el único defecto que tengo.Y así concluyó mi insomnio. Volví a mi cama y me abracé en la noche quieta, fresca y chispeante con la enorme satisfacción de saber que yo, sí, sí, que yo me amaba.
Masquefa, 31 de marzo 2003

sábado, 28 de julio de 2007

Il Ballo del Mattone

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¡Adoro esa canción! Para quien no la haya oído, sepa que "Il Ballo del Mattone" (de la italiana Rita Pavone) es una de las obras de arte de la música: si la razón del arte es despertar una emoción, "Il Ballo del Mattone" es arte puro. Aquí incluyo el link:

http://es.youtube.com/watch?v=wVB87UgHLTQ

Disfruta de esta inyección de optimismo por vía auricular.

viernes, 20 de julio de 2007

Apolonio en Egipto

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Mi querida profesora:


No vayas a creer que no he olvidado mi promesa. El Apolonio prometido, aquel que tenía algo de Buñuel y de Dafoe todavía duerme bajo la sombra de un cocotero en mi isla de vida. Quizá pronto despierte, quizá. Me abandono a la esperanza de creer en el Destino, aquel que es para todos y que nadie domina. Mientras tanto ya no lloro... ya no lloro tanto y tan amargamente.


¡Qué feliz sería si volviesen los días de los frascos misteriosos! Días en que el Arte se revelaba con la Historia y me invitaban a seguirles. Y sin embargo no me siento derrotado, ni cansado. Supongo que la madurez trae consigo la pérdida de respeto a la Esperanza. He visto muchos muertos. Y lo digo literalmente: la imagen de la quietud, la paz y la abstracción absoluta no me dio miedo cuando yacía en aquellos rostros sin color, sin vigor... sin la maldad de la vida chisporroteando en sus ojos.


Echar la vista atrás es un placer a mis 33 años. ¡Qué suerte haber tenido nada y haber vivido casi todo! Incluso las personas que amé también me amaron. ¡Qué suerte haber sentido los besos y abrazos de una madre, la protección de un padre aventurero y visionario! ¡Qué agradecido estoy por tanto amor de hermanas y tantos amigos de una tarde! He visto mundo mi querida profesora. Me he contemplado siendo adulto reflejado en los objetos que adoré de niño, he disfrutado de la vida. Entiendo un poco más mi trayectoria, mi cuadratura del círculo: me siento bien.


Y usted sabe qué niño tan mágico fui. Leía a Bruno el Mago, Picátrix y otros tantos a mis 10 años. Mi madre me hizo una túnica amarilla con el Alef bordado en el pecho y vestido en ella invocaba a Afravaskiakyras, a Adonay y a otros muchos que se han ido de mi memoria. Y los llamaba desde mi niñez para ordenarles que provocasen la lluvia en mi pueblo.


Mi adolescencia fue de mar rizada. Qué entradas en el mundo de los adultos! Un mundo de mentiras, de robo, de egoismo... Y yo entré en él buscando, exigiendo un respeto que ya tenía hacía tiempo pero que no supe reconocer entonces porque NO TOCABA.


Tenía usted razón mi querida profesora: La felicidad es un momento concreto que casi nunca sabemos reconocer en el instante que pasa. Sólo aveces, muy pocas veces, la sentimos vibrar en nuestro espíritu con el rugir de un tren de mercancías. Mi querida profesora: el tren está pasando............ AHORA.

jueves, 19 de julio de 2007

Amigo mío

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Londres es viejo; un polvoriento León de peluche que apesta a humedad. Ruge ronco, preso de una virulencia en la palabra ni ensayada ni espontánea, es decir, artística.

Londres apesta un poco, a húmedo, y su pelaje está lleno de calvas, algunas en lugares de su geografía felina que más vale callar para ahorrarse el triste espectáculo de ver los despojos de una fiera haciendo pucheros.

En Armoury Way y en Barnes Street quedaron mis cenizas. Allí siguen plantadas nuestras cicatrices de juventud, aquellas que ya nunca más florecerán.


Londres ha sido nuestro gran amor,
aquel que se desprecia porque ya es costumbre, más que amor.

Londres en formol, la momia de Londres, Londres de raído mármol:
Su nombre es la escultura blanda de un atleta muerto,
un busto de padre de vacías pupilas.

Viejo papá London: ese al que tú y yo, ahora-
en nombre y causa de todos los días pasados-
le levantamos la mano.

jueves, 28 de junio de 2007

El Magnetismo animal de Franz Anton Mesmer

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ESTE pensamiento cuya anatomía está compuesta por diminutos impulsos eléctricos, descarga ahora toda su energía en mi aterrado sexo.



Las luces se aproximan unas a otras definiendo la imagen del deseo y adquieren tu forma en mi mente.


Ya destila mi boca la saliba que no cubrirá tu piel esta noche. Ya mis ingles calientes se endurecen, intentando atrapar tu vientre blanco.

Un eterno fotograma con la imagen de tu olor y el sonido del vello de tu sexo vibrando en mis mejillas se proyecta sobre el blanco incandescente de esta ansia mía.

Así es esta noche animal: la noche en que el magnetismo de Franz Anton Mesmer abrasa mi boca vacía de ti, oculto entre las sábanas que cubren mi cuerpo sin furia, mi solo cuerpo.

martes, 19 de junio de 2007

Skerryvore: Latitude 56° 19.4’N

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Entre los meses de noviembre de 1997 y junio del siguiente año viví en una ciudad costera de la Inglaterra del Sur llamada Bournemouth. Era esta una pequeña y fungiforme mancha en el mapa del condado de Dorset, dotada de un certificado de nacimiento dieciochesco, una tradición hotelera de cierta importancia y un Pier (especie de pasarela de recreo sobre el mar) que se adentraba 25 metros en la costa y en el cual habían muerto representantes de todas las generaciones, arrebatados por una ola en una mañana lluviosa.
Pero lo más remarcable de Bournemouth era su tranquilidad. Cuando a las cinco de la tarde el viento soplaba sobre mar y traía la niebla a The Hill (la parte más alta de la ciudad) se podían escuchar con toda claridad los tintineos de miles de cucharillas removiendo el té de las tazas de los jubilados: Una melodía de alpaca y aluminio con algún trino de plata.

En Bournemouth sufrí los primeros meses el mal de la soledad. No conocía a nadie, y era incapaz de iniciar cualquier tipo de relación porque no hablaba casi nada de inglés.

Pude volverme loco, pero me salvó el que me dedicara a ocupar mi tiempo en descubrir la ciudad a través de su historia. Sabía que el Destino me había llevado allí por alguna razón así que supongo que decidí soltarme. Con paraguas y plano en mano recorrí todas las calles y caminos de la ciudad y descubrí lugares y personajes que me han acompañado desde entonces hasta formar parte de mí mismo, de mi propia historia. Como Chang Wu Gow, (1840s - 1893) , un gigante chino que había muerto en Bournemouth, a donde se había retirado, después de pasarse media vida trabajando en un circo y haber conocido a todos los reyes y emperadores de su época. Otros de los personajes que también me acompañaron fueron Mery Schelley, la creadora de Frankenstein y Thomas Hardy, el poeta. Pasé muchas tardes leyendo en un banco, al lado de la tumba de la primera, y fui en busca del perfume de las lilas de Bournemouth que Thomas Hardy describe tan maravillosamente en su libro "La Mano de Adalberta".

Pero la historia que más grandemente me llegó fue la de Skerryvore. Tanto es así que he adoptado el nombre como un tercer apellido.

Muy cerca de donde yo tenía mi habitación había vivido durante unos años Robert Louis Stevenson (La Isla del Tesoro) en una casa a la que el escritor había bautizado como Skerryvore. En ese lugar Stevenson había acabado Doctor Jeckil y Mr. Hide. El nombre de Skerryvore me causó mucha curiosidad: la misma que provoca a todo aquél que lo oye por primera vez, supongo, y decidí saber si tenía algún significado.

Lo tenía: era el nombre de un faro que había construido Allan Stevenson, en Escocia. Este Allan no era otro que el abuelo de Robert Louis. "Así pues, la residencia del escritor llevaba el nombre de un faro escocés...". Pensaba esto cuando dos personas se acercaron lo suficientemente a mi como para poder escuchar su conversación y entonces me di cuenta de que era capaz de entender casi todo lo que decían. El idioma había penetrado lo suficiente en mi cerebro y ya podía encadenar palabras y hacer frases con las que podía, más o menos, expresar lo que yo quería decir. Entonces dejé de lado la soledad y los paseos al cementerio (he retomado esas amistades muchas veces, después de aquellos días), pero todas aquellas historias se hicieron viejas en mi experiencia personal y como eran frágiles las tomé mucho cariño, porque habían sido las únicas compañeras de mi soledad, me habían distraído, interesado y librado de la locura.

Skerry significa "aterrador" y vore es una antigua palabra que designaba "la costa, la orilla": un poco como mi situación personal durante los primeros meses de aislamiento forzoso. Yo había sido como ese faro solitario, que aguantaba los envites de las olas del mar escocés. Yo también había sido una torre fuerte, paciente, triste pero llena también de orgullo, que se resistía a desaparecer en el océano de la soledad.


Así que adopté el nombre para no olvidarlo nunca.

La Nao Sísifo

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Bellos y matemáticos, discontinuos y frágiles como pompas de jabón eran los propósitos que medí anoche con el compás de la esperanza mientras trazaba la ruta de esta nave. Ahora se amontonan frente a la escotilla de emergencia, expandiéndose y atropellándose los unos con los otros. "Nada es diferente", me digo. También esta mañana (como la de ayer y como la del ayer de ayer) recuperaré todas las cuentas de cristal perdidas para hilvanarlas al hilo de la desesperanza con temblorosas manos.
Es difícil mantener firme el timón, no rendirse al canto de las sirenas. Hace ya muchos años que este mi barco mercante va a la deriva: sólo, sombrío y sin sueños. Su nombre es Sísifo.

Aún así, la mañana es fresca. Estamos en junio, un mes simpático. Sí, hoy es un buen dia para pegar un tiro a esas zorras homéricas, perder el rumbo, dinamitar el barco y echarse a volar.

domingo, 17 de junio de 2007

Ian, the brazilian boy.

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Los juramentos están hechos para romperse. Un juramento trae consigo un secreto, un pacto entre dos, aunque sea con uno mismo. Generalmente se jura por algo, sobre algo o en nombre de algo y siempre acostumbra a ser algo que se valora sumamente.
No creo que haya nada más sagrado para un buen hijo que su madre. Jurar por ella es temerse lo peor si se quiebra el juramento. Cuando la madre está muerta el valor del juramento no decrece, al contrario: aumenta considerablemente. Una madre muerta es mucho más sagrada que una viva por el simple hecho de que ya no puede causar decepción alguna que tiente a romper el pacto. Los ojos de la madre muerta vigilan en los portaretratos... Te veo!

Por eso no puedo romper el juramento que le hice a Ian hace unas horas.

Supongo que yo también fui así, sentí así. Supongo que yo también fui él. Nos repetimos en los demás, si tenemos memoria y cierta sensibilidad. Y me alegro de haberme encontrado esta noche con Ian porque ha sido como darme de bruces con una parte de mi de hace muchos años.

Ver, comprender, sentir, recordar...Un sentimiento de culpa menos, una redención para mi alma: un descuento en el precio del billete de ida al Paraíso.

sábado, 16 de junio de 2007

El Doctor Muerte

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Tengo que visitar a mi médico, el doctor E.
Él no te mira, sólo habla, y sabes que es él quien te habla porque vibran los pelos de su bigote. Hay que fijarse mucho pero si estás atento puedes ver cómo cada trece segundos, matemáticamente, un ligero vientecillo altera la correcta posición de los flecos de su moustache.
Aunque es mejor así, que no te mire. La última vez que vi sus ojos me mandó a la báscula.

-Vaya y péselo- ordenó a la enfermera-. Verá -comenzó diciéndole a mi esposa-, cuando enviamos a la báscula a un paciente que viene a la consulta de un encólogo es para poner al día a la familia de cuando y como va a... Existe la posibilidad de operarle, claro, pero la cosa está muy avanzada. Que no fume, todavía le podemos extirpar un pulmón, quizá un riñón. ¡Oh, vamos, fortaleza señora, se puede vivir con un sólo riñón! ¡Ojalá fuera sólo eso! La quimioterapia le hará trizas, seguro, pero vale la pena intentarlo. Déle estas si sufre, o si sangra. Si sangra lo hará por todos los orificios de su cuerpo, no se asuste, eso es de lo más normal en estos casos. En realidad sus entrañas son parecidas a... ¿cómo le diría?, a una magdalena mojada en el café-.

Parece ser que el doctor estaba releyendo a Proust últimamente.

-Hay que tener cuidado con los desprendimientos- continuó diciendo-. Será rápido, a lo sumo seis meses, pero no llore por favor y ¡ánimo, que ya queda poco! En el hospital tenemos un grupo de apoyo, hay mucha gente como ustedes, no son los únicos que pasan por esto. Ahora hay que centrarse en la calidad de vida de su marido. No tendrá mucha, claro: los dolores serán espantosos. ("Espantosos" cae exactamente en el segundo 13).

Ruido de nudillos contra la puerta, detrás aparecen la enfermera y el enfermo. -Ya estamos aquí, doctor.
- ¿Y bien?
- 65 kilos 300, doctor.
- Mmm, excelente, excelente ¿no es así?

Tu Nombre

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Con ellas nos crean o nos aniquilan, de un aliento. Con ellas nos traen la paz de la risa, el fin del "in" de la indecisión : más grande que las vueltas de este mundo son, más que la conciencia del ser no niño, que tanto duele.
Las palabras, el nombre, tu nombre en tu voz, siempre tu voz. "Lorem ipsum vim ut utroque mandamus... Etc. " La matriz es de oro cuando chapotean sus letras en los charcos de tu saliva.

Una vez te "hice" una poesía. Era la primera que escribía sin que el objeto de la belleza fuese el cadáver de una imaginación de adolescente. Y yo, que sabía de tus limitaciones, sólo esperaba que me revolvieses el cabello, como si fuera un niño que presenta un corazón dibujado a su maestra.



Aquellos versos habían flotado en la hondura de unas lágrimas. La voz, la palabra de mi nombre en tu voz los habían creado para que fuesen inmortales, viento cósmico, únicos como las rayas de una cebra.

Pero me reñiste. Para ti aquellos versos eran sólo mierda entorno a tu nombre. T-U nombre, el que yo veneraba ,adornado con las filigranas del mio.

Gasté toda mi fortuna en tu dulce nombre. Aquella noche pagué el revolcón a la Inspiración y fui un pobre deshauciado cuando lo borraste de mi poesía de un manotazo. Todo para que no leyesen otros las letras de TU nombre envueltas entre aquellos pedazos de osadía.

domingo, 3 de junio de 2007

El grano de mostaza

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No hay semilla más pequeña que la del árbol de la mostaza y sin embargo, después de germinar, crecer y crecer, se convierte en un árbol gigantesco.
Todavía, ¡todavía! se atreven a decir que el ser humano ha evolucionado. És inmoral creer eso; este mundo da verdadero asco. Hay que estar loco, o ser un ignorante (lo mismo que un "feliz") para no darse cuenta de la porquería que rezuma por todos lados. El ser humano... ése. Qué pequeño es su mundo, sus ambiciones dulzonas, su paraíso el dinero; su infierno, la conciencia.

No insistas, déjame, ni siquiera puedo abrir los ojos. No me pegues más, déjame, o mátame. No, eso no, claro: ya estoy muerto. Sólo puedo decir que era un cuento, algo parecido a un cuento... pero no puedo recordar sus detalles, la trama. ¿La premisa? Quizá sí, venía a decir que lo pequeño puede contener en sí mismo algo grande y majestuoso y también terrible, terrible de verdad.
Pero, grande o pequeño, lo que queda de las cosas tas la muerte es un tembloroso y sencillo espejismo de vapor, la vida. Los remolinos de aire que elevan la mariposa entre las flores, forjan un huracán al otro lado del mundo. Y lo único común a todas las criaturas es la muerte, la muerte. Cuesta mucho aceptarla, pero también las mariposas, vestidas de glorioso sol, se lanzan con sus cuerpos en ele al pico de una golondrina. Y son más bellas que él, y que yo y que tu también.